(Foto de @mafafasmusguitos) |
Hoy cumplimos un año de existir. Podría parecer poco pero en realidad nunca deja de asombrarnos lo mucho que hemos descubierto acerca de nuestro hermoso país. ¿Por qué hacemos esto? Podría parecer trivial hacernos esa pregunta, pero en realidad ¿cuál es nuestro motivo?
Para ayudarnos a responder esta interrogante usaremos un pequeño fragmento del discurso que dió el escritor peruano Mario Vargas Llosa al recibir el Premio Nobel en el año 2010. En él, el escritor habla sobre uno de los males más dañinos de la humanidad: el nacionalismo, al que define como una ideología excluyente que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo la circunstancia de haber nacido en determinado país.
En el mismo discurso Mario diferencia el nacionalismo del patriotismo, al que define de una manera poética como un "sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver".
En Mafafas Musguitos hemos buscado exactamente contagiar un sentimiento patriota ya que, aunque nos duela admitirlo, la mayoría de los mexicanos por la costumbre o la rutina damos por sentado lo que tenemos alrededor y a veces ni intentamos investigar sobre lo que acontece en nuestro país; no somos plenamente conscientes de que lo que hay a nuestro alrededor son cosas que solamente existen en México y que son propias de nuestro inigualable país.
De ello se mofa el escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia en su compilado de escritos titulado Instrucciones para vivir en México: la mayoría de mexicanos ubica más a intelectuales, artistas y héroes nacionales por sus rasgos físicos que por sus obras o acciones. Y no está nada alejado de la realidad, muchos identifican más a Benito Juárez por su peinado o por estar en los billetes que por las Leyes de Reforma; o a Frida Kahlo por la uniceja, vestimenta o por la fama internacional sin intentar comprender su obra.
Cuando un mexicano quiere viajar, anhela ir a Europa y conocer París y Londres o –si es más aventurado– Egipto o Japón. Busca devorar otros países: visitar el Museo de Louvre, el Taj Mahal o Machu Picchu; conocer otras culturas; escuchar música o arte de otros países, etc. Ahora bien, no estamos diciendo que lo anterior esté mal; al contrario, en gustos se rompen géneros y vale la pena estar abiertos a todo y existen cosas magníficas en todo el mundo. Claro que sí. Pero ¿qué pasaría si algún día nos propusiéramos guiar a un extranjero en nuestro país? En ese momento nos surgiría la duda de si realmente conocemos nuestro país.
En este año hemos descubierto muchas cosas que nos imaginábamos siquiera respecto a nuestro país. Geográficamente descubrimos que algunos de los estados más pequeños del país –como Colima o Guanajuato– pueden ofrecer espectaculares vistas y enriquecernos culturalmente, maravillarnos con su historia y con todo lo que albergan y, por supuesto, deleitarnos culinariamente. En arte, encontramos que Frida Kahlo no es solamente una moda internacional, sino que su pintura refleja un sufrimiento tan profundo que solamente ella podía retratar; pero también que existe una María Izquierdo que nadie conoce y cuya pintura es un símbolo de la mujer y de la tradición mexicana con su propio sello de belleza igualmente hermoso.
Sí, todos sabemos que hay tres directores mexicanos triunfando en el cine internacional (por supuesto hablamos de Cuarón, Iñárritu y del Toro) y aún así no hemos visto sus películas o las criticamos sin saber qué hay detrás de ellas o creemos que porque “como son mexicanos, ¿qué van a ofrecer?, son un fraude y están sobrevalorados”, ¿de verdad? También sabemos de oídas y charlas de nuestros padres o abuelos que existió una época dorada del cine mexicano, tal vez hemos visto alguna película de Cantinflas o Pedro Infante, pero ¿qué más? Pues más allá están las joyas de filmes que hizo, por ejemplo Luis Buñuel o el Indio Fernández, director que dirigió las primeras películas mexicanas en ser reconocidas a nivel mundial por la variedad de temas y perspectivas y por la calidad que ofrecían.
También en la literatura nos asombramos con escritores que para muchos extranjeros son parte de las letras indispensables de la historia, escritores tan patriotas y a la vez tan cosmopolitas que ganaron premios de gran categoría mundial en las letras como Carlos Fuentes y Octavio Paz; tenemos un Juan Rulfo que inspiró a Gabriel García Márquez y que hizo que el escritor chino Mo Yan –ganador del Nobel en 2012– quisiera aprender español solo para leer Pedro Páramo en su idioma original. Igualmente, nos dimos la oportunidad de leer a otros autores menos conocidos pero de una calidad increíble como Sergio Pitol y José Emilio Pacheco, quienes junto con Fernando del Paso son ganadores del premio Cervantes –el más altos reconocimiento de la literatura en lengua hispana–. Y también hay importantísimas escritoras mexicanas como Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, Elena Garro, Laura Esquivel, Sor Juana Inés de la Cruz, etc.
En realidad, en un año hemos tenido la grandiosa oportunidad de reencontrarnos con algunos autores y descubrir a muchos otros que no solamente son excelentes autores que ofrecen panoramas variados e infinitamente enriquecedores, sino que son escritores del calibre de los internacionales que decimos adorar y que escribieron obras que en verdad podrían convertirse en nuestro libro favorito si les diéramos la oportunidad. Y justo buscamos eso: que ustedes les den una oportunidad, que conozcan su país, su cultura, pero sobre todo que se conozcan más a ustedes mismos.
No buscamos hacer un nacionalismo que proponga a México como el mejor país, porque a vista de todos está que nuestra nación tiene muchísimos defectos, pero a veces como mexicanos solo nos concentramos más en lo malo. Lo que hemos intentado hacer todo el año, y lo que vamos a seguir intentando, es rescatar lo que hay a nuestro alrededor para que todos podamos conocerlo y no solamente decir que estamos orgullosos, sino comprenderlo de verdad, ser parte de ello y compartir su belleza con el mundo entero.
¡Muchas gracias por ser parte de este proyecto! No olvides apoyarnos, para que más gente pueda formar parte, entender, disfrutar y compartir la maravilla de ser mexicano.
Para ayudarnos a responder esta interrogante usaremos un pequeño fragmento del discurso que dió el escritor peruano Mario Vargas Llosa al recibir el Premio Nobel en el año 2010. En él, el escritor habla sobre uno de los males más dañinos de la humanidad: el nacionalismo, al que define como una ideología excluyente que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo la circunstancia de haber nacido en determinado país.
En el mismo discurso Mario diferencia el nacionalismo del patriotismo, al que define de una manera poética como un "sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver".
En Mafafas Musguitos hemos buscado exactamente contagiar un sentimiento patriota ya que, aunque nos duela admitirlo, la mayoría de los mexicanos por la costumbre o la rutina damos por sentado lo que tenemos alrededor y a veces ni intentamos investigar sobre lo que acontece en nuestro país; no somos plenamente conscientes de que lo que hay a nuestro alrededor son cosas que solamente existen en México y que son propias de nuestro inigualable país.
De ello se mofa el escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia en su compilado de escritos titulado Instrucciones para vivir en México: la mayoría de mexicanos ubica más a intelectuales, artistas y héroes nacionales por sus rasgos físicos que por sus obras o acciones. Y no está nada alejado de la realidad, muchos identifican más a Benito Juárez por su peinado o por estar en los billetes que por las Leyes de Reforma; o a Frida Kahlo por la uniceja, vestimenta o por la fama internacional sin intentar comprender su obra.
Cuando un mexicano quiere viajar, anhela ir a Europa y conocer París y Londres o –si es más aventurado– Egipto o Japón. Busca devorar otros países: visitar el Museo de Louvre, el Taj Mahal o Machu Picchu; conocer otras culturas; escuchar música o arte de otros países, etc. Ahora bien, no estamos diciendo que lo anterior esté mal; al contrario, en gustos se rompen géneros y vale la pena estar abiertos a todo y existen cosas magníficas en todo el mundo. Claro que sí. Pero ¿qué pasaría si algún día nos propusiéramos guiar a un extranjero en nuestro país? En ese momento nos surgiría la duda de si realmente conocemos nuestro país.
En este año hemos descubierto muchas cosas que nos imaginábamos siquiera respecto a nuestro país. Geográficamente descubrimos que algunos de los estados más pequeños del país –como Colima o Guanajuato– pueden ofrecer espectaculares vistas y enriquecernos culturalmente, maravillarnos con su historia y con todo lo que albergan y, por supuesto, deleitarnos culinariamente. En arte, encontramos que Frida Kahlo no es solamente una moda internacional, sino que su pintura refleja un sufrimiento tan profundo que solamente ella podía retratar; pero también que existe una María Izquierdo que nadie conoce y cuya pintura es un símbolo de la mujer y de la tradición mexicana con su propio sello de belleza igualmente hermoso.
Sí, todos sabemos que hay tres directores mexicanos triunfando en el cine internacional (por supuesto hablamos de Cuarón, Iñárritu y del Toro) y aún así no hemos visto sus películas o las criticamos sin saber qué hay detrás de ellas o creemos que porque “como son mexicanos, ¿qué van a ofrecer?, son un fraude y están sobrevalorados”, ¿de verdad? También sabemos de oídas y charlas de nuestros padres o abuelos que existió una época dorada del cine mexicano, tal vez hemos visto alguna película de Cantinflas o Pedro Infante, pero ¿qué más? Pues más allá están las joyas de filmes que hizo, por ejemplo Luis Buñuel o el Indio Fernández, director que dirigió las primeras películas mexicanas en ser reconocidas a nivel mundial por la variedad de temas y perspectivas y por la calidad que ofrecían.
También en la literatura nos asombramos con escritores que para muchos extranjeros son parte de las letras indispensables de la historia, escritores tan patriotas y a la vez tan cosmopolitas que ganaron premios de gran categoría mundial en las letras como Carlos Fuentes y Octavio Paz; tenemos un Juan Rulfo que inspiró a Gabriel García Márquez y que hizo que el escritor chino Mo Yan –ganador del Nobel en 2012– quisiera aprender español solo para leer Pedro Páramo en su idioma original. Igualmente, nos dimos la oportunidad de leer a otros autores menos conocidos pero de una calidad increíble como Sergio Pitol y José Emilio Pacheco, quienes junto con Fernando del Paso son ganadores del premio Cervantes –el más altos reconocimiento de la literatura en lengua hispana–. Y también hay importantísimas escritoras mexicanas como Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, Elena Garro, Laura Esquivel, Sor Juana Inés de la Cruz, etc.
En realidad, en un año hemos tenido la grandiosa oportunidad de reencontrarnos con algunos autores y descubrir a muchos otros que no solamente son excelentes autores que ofrecen panoramas variados e infinitamente enriquecedores, sino que son escritores del calibre de los internacionales que decimos adorar y que escribieron obras que en verdad podrían convertirse en nuestro libro favorito si les diéramos la oportunidad. Y justo buscamos eso: que ustedes les den una oportunidad, que conozcan su país, su cultura, pero sobre todo que se conozcan más a ustedes mismos.
No buscamos hacer un nacionalismo que proponga a México como el mejor país, porque a vista de todos está que nuestra nación tiene muchísimos defectos, pero a veces como mexicanos solo nos concentramos más en lo malo. Lo que hemos intentado hacer todo el año, y lo que vamos a seguir intentando, es rescatar lo que hay a nuestro alrededor para que todos podamos conocerlo y no solamente decir que estamos orgullosos, sino comprenderlo de verdad, ser parte de ello y compartir su belleza con el mundo entero.
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