martes, 12 de diciembre de 2017

La posada mexicana: mezcla de tradiciones

"El Totonacapan", de Teodoro Cano
A pesar de que la tradición religiosa llegó a México por medio de la Conquista española, las posadas son fiestas originadas en territorio mexicano que han adquirido un tono muy particular y se celebran solamente en algunos países de Latinoamérica del 16 al 24 de diciembre. Aunque toda la celebración decembrina está cargada de una gran connotación religiosa, los mexicanos la han dotado de rasgos característicos que permiten verla como una tradición única. Hoy queremos ahondar un poco en su origen y elementos más tradicionales.

El origen
Según las crónicas, en 1533 se puso el primer Nacimiento en México en el Atrio del Convento de San Francisco –pues San Francisco fue quien creó la idea del Nacimiento en el siglo XIII–.
Pero fue en 1587 que el Papa Sixto V permitió a Fray Diego de Soria llevar a cabo en Acolman (en el Estado de México) unas misas previas a la celebración de la Navidad –precisamente del 16 al 24 de diciembre– llamadas “misas de aguinaldo”. Debido a que los indígenas teotihuacanos y de los alrededores se resistían a la evangelización se usaron estas misas para permitirles celebrar de un modo festivo –contrario a la solemnidad característica de la religión–  y, como el aguinaldo es un regalo, para entregar canastas con regalos y fruta a los indígenas y así evangelizarlos sobre el nacimiento de Jesús.
La esencia de las posadas es recordar el peregrinar de María y José de Nazaret a Belén para recibir a Jesús. Originalmente, dicho camino no tuvo por objeto que el niño Jesús naciera en Belén, sino que como José era originario de dicho lugar, tuvo que ir con María a empadronarse –lo que hoy sería ser contado por el censo regional– y como ella estaba a punto de dar a luz, terminaron buscando hospedaje para que naciera su bebé, “pidiendo posada” o alojamiento.


La piñata
El origen de la piñata es un tanto controversial, pues según algunas versiones es una tradición heredada de España y según otras es prehispánica, como fuere –instaurando o adaptando una tradición– ésta fue utilizada como medio de evangelización por los misioneros españoles durante las mencionadas “misas de aguinaldos”.
"La piñata", mural de Diego Rivera (1953)
La piñata tradicional de las posadas es una olla rellena de dulces y frutas decorada con papel maché que forma una estrella colorida de siete picos que debe ser golpeada hasta destrozarse. Cada pico representa un pecado capital –ira, gula, soberbia, lujuria, avaricia, pereza y envidia– que debe ser destrozado; así, todo el rito de la piñata es una analogía del creyente que por medio de la fe y la guía de Dios (con los ojos vendados), acaba con el pecado y recibe los frutos y gracias divinos. Basta oír el tradicional “¡No quiero oro, ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata!” para ver por qué romper la piñata representa ese rechazo a las riquezas y tentaciones que la Iglesia buscó instaurar en los indígenas por la evangelización.
Foto de @historia_mexico
Sin embargo, el ingenio del mexicano salió a relucir y los cánticos y el rito de la piñata se llenaron de cierta picardía que la Iglesia rechazó porque no seguía la solemnidad de la tradición impuesta, por ejemplo el también muy tradicional cántico “La piñata tiene caca, tiene caca, cacahuates de a montón”. De hecho en 1788 la Iglesia prohibió las piñatas, pero la tradición se había expandido tanto en la sociedad que en 1818 tuvo que permitirlas de nuevo. Hoy en día, la piñata es un elemento que no puede faltar en ninguna posada, una diversión para chicos y grandes que se comparte tradicionalmente.
Foto de @cristinaquezadaa
Las pastorelas y los villancicos
Tanto las pastorelas como los villancicos tienen un origen ajeno a la religión, pero se utilizaron pronto por la Iglesia con fines evangélicos y se acoplaron por ello a las celebraciones de Navidad.
Las pastorelas fueron en su origen composiciones musicales interpretadas por pastores, provincianos campestres y trovadores europeos; pero se volvieron obras de teatro en el siglo XVI en la Nueva España y retrataban temas religiosos, además de incorporar asuntos políticos y sociales. Debido a su afán de evangelizar, la trama esencial de las pastorelas es siempre la misma: María y José viviendo peripecias en su camino a Belén, el Diablo con un humor distintivo y hasta gracioso intentando que los pastores y personajes –que en ocasiones recuperan las tradiciones y vestimentas de diversos pueblos de México– caigan en la tentación y el bien y la bondad venciendo al mal.
Foto de Redacción Colima Noticias
Los villancicos son composiciones poéticas que fueron muy populares en el siglo XVI, de hecho Sor Juana escribió muchos sobre distintos temas religiosos que no tienen que ver con la Navidad. Debido a que tienen un estribillo –o frase que se repite varias veces– fácil de recordar o “pegajoso”, se volvieron canciones con fines educativos y evangelizadores. Luego se utilizaron también en la época navideña y por ello hoy en día el villancico constituye incluso todo un género musical de Navidad.


Los cantos: pedir posada
En algún momento de nuestra vida todos los mexicanos, o bien la mayoría, hemos asistido a las posadas y entonado el típico “Een el nombre del Cieeelo, ooos pido posaaada…” o respondido después de varias estrofas con un “Entren santos peregrinos, peregrinos, reciban este rincón…” sujetando velas encendidas.
El canto, por supuesto, conmemora el peregrinar de María y José buscando alojamiento para recibir a Jesús siguiendo la tradición religiosa que recuerda el nacimiento del Hijo de Dios; pero busca también sensibilizar sobre un espíritu navideño que se extiende a la comunidad y que, en México, puede verse con mucha claridad. Pues para llevar a cabo una posada se requiere un grupo de personas y si bien las posadas conmemoran el hecho religioso original y son motivo de celebración, recuperan tradiciones año con año que permiten la unión de las familias, amistades y seres queridos. El calor que brinda la posada permite olvidar el frío decembrino y compartir los frutos del año, colaborar y celebrar en el amor.
"Niños pidiendo posadas", mural de Diego Rivera (1953)
Datos interesantes
*El origen de las piñatas, según narra Marco Polo en los diarios de sus travesías, es el año nuevo chino; él llevó la idea a Italia –donde se usa la piñata en Cuaresma– y de ahí se propagó a España y posteriormente a México.

*Conmemorando la tradición del origen de las posadas se realiza anualmente en Acolman la Feria de la Piñata, donde además de piñatas hay gastronomía, teatro, artesanías, incluso música y lucha libre en ocasiones y, sin duda, mucha cultura. Este año la celebración será del 15 al 19 de diciembre.
*Actualmente las piñatas en México no solo se usan para las posadas, sino que han trascendido a cualquier festividad. Muestra de ello es que la creación de piñatas en México se ha convertido casi en una actividad artesanal ya que podemos verlas con forma casi de cualquier personaje, animal u objeto.
Foto de @CNN
*Muchos piensan que el ponche calientito de frutas que se sirve en estas fechas es mexicano, pero la realidad es que proviene de la India, de una bebida llamada pãc” que significa cinco debido al número de ingredientes que originalmente la componían (aguardiente de vino de palma, azúcar, limón, agua y té). Posteriormente, con la llegada de los ingleses a la India, se modificó al inglés con la palabra “punch” y de ahí, traducida ya al español, llegamos al término ponche.