martes, 5 de septiembre de 2017

Emilio el “Indio” Fernández



Comienzos 

Entre 1936 y 1959, la industria fílmica mexicana se convirtió en el centro de las películas comerciales de Latinoamérica y habla hispana y adquirió un reconocimiento a nivel internacional, es la etapa a la que hoy se le adjudica el nombre de “la época de oro del cine nacional”. Es decir, durante estos años la tierra del agave, las flores de cempasúchil y el nopal generaba un cine que era consumido tanto por latinoamericanos como por europeos y que competía con películas estadounidenses. Por lo tanto, era menester que la cultura mexicana se propagara y se diera a conocer al mundo a través de dicha industria.
Durante esta época, existió un personaje polémico y reconocido no sólo por sus películas sino por su extravagante vida y su fuerte temperamento. Un hombre aficionado a la pólvora, considerado por algunos como el vivo ejemplo de la hombría, un charro de pies a cabeza, de esos que compadreaban con la muerte; que tomaba sus mezcales en compañía de Juan Rulfo y Diego Rivera, en pocas palabras, un hombre que pedía su elote con chile del que sí pica: Emilio Fernández Romo.

A este hombre, nacido en  el año de 1904 en Mineral del Hondo (en el estado de Coahuila), se le apoda el Indio debido a que era hijo de una indígena kikapú y de un general de Pancho Villa. A los 10 años de edad se unió a los frentes del mismísimo Villa sin saber realmente la razón por la que luchaban los revolucionarios, sino debido a que su padre lo jaló junto con su madre.  
 
Retrato de su padre


Emilio creció durante la Revolución Mexicana y se volvió un hombre de armas tomar. Al fracasar en el levantamiento de Adolfo de la Huerta contra el Gobierno de Álvaro Obregón, fue recluído 3 años en prisión de donde poco después se fugó, abandonando el país y dirigiéndose a Chicago. Fue en esta expedición al país vecino donde ejerció múltiples trabajos: desde agricultor hasta albañil en una constructora que, entre otras cosas, hacía escenarios para Hollywood -lugar en el que poco después trabajaría como extra y doble de estrellas-. 


Una vez en Hollywood, se encuentra con otros mexicanos y establece nuevas relaciones. Aún así, el indio seguía con la idea de regresar a México para volver a la lucha armada hasta que Adolfo de la Huerta le dijo: “México no quiere ni necesita más revoluciones, Emilio. Tú estás en la Meca del cine, y el cine es la herramienta más efectiva que los humanos hemos inventado para expresarnos. Aprende a hacer películas y regresa a nuestra patria con el conocimiento. Haz nuestras películas y así podrás expresar tus ideas de manera que lleguen a miles de personas”. 

Con las palabras de Adolfo y la estética cinematográfica de Sergei Eisenstein empleada en su filme ¡Viva México![1], el indio decidió incursionar en el cine mexicano actuando en papeles pequeños, hasta que consiguió el rol protagónico en la película Janitzio[2] dirigida por Carlo Navarro. Esta película sería reinterpretada bajo la dirección del mismo Indio Fernández bajo el nombre de María Candelaria y llevaría a su director a ser galardonado con la Palma de oro en el Festival de Cannes unos años después. Y así fue como hizo los primeros pininos de un legado que incluye más de 40 películas y diversos premios internacionales entre los que figuran: premios Ariel, un Internacional Award y Palmas de oro.


Declive de su carrera

Su violento carácter no lo llevó siempre por el buen camino, de hecho se decía que siempre andaba armado. Algunos creían que el Indio no lograba diferenciar la vida real del mundo cinematográfico, ya que en una racha muy corta de tiempo se metió en diversos problemas. Un día asesinó a un artista con un disparo en la cabeza; en otra ocasión disparó a periodistas en una riña en su casa y uno fue gravemente herido, Fernández salió de prisión bajo fianza en ambos casos. En otro momento, un camión de pasajeros “se le cerró”, a lo que respondió de una manera muy temperamental y le disparó sin importar los pasajeros que estaban dentro. Logró zafarse de prisión nuevamente pagando fianza.[3] No fue hasta 1979 que lo encarcelaron por matar a un campesino en Torreón después de intentar huir hacia Guatemala.[4]

Al estar envuelto en tantos escándalos, su fama empezó a crecer pero de una manera despectiva, por lo que no volvió a dirigir una película sino que sólo actuó hasta que llegó el día de su muerte. Cabe decir que en este momento del declive del Indio, es el español Luis Buñuel quien forma su propio legado.  


Anécdotas de vida

Ahora bien, en torno a su vida hay una diversidad de anécdotas realmente sorprendentes. El más famoso es que él fue el modelo para hacer la estatuilla de los Óscares, ya que Cedric Gibbons –el esposo de Dolores del Río (actriz de muchos de sus filmes)- era el encargado de hacer la estatuilla y fue la mexicana la que convenció a ambos de que El indio fuera la inspiración para dicho trabajo. 


Otra muy famosa anécdota es que el Papa Pío XII, luego de ver en el Festival Internacional de Cine de Venecia filmes como La perla, le ofreció un contrato de diez años para filmar películas sobre la devoción católica, a lo que el indio le respondió: “Perdóneme, Su Santidad, pero yo soy indio mexicano, de esos que no lograron conquistar los españoles. Yo sigo creyendo en Huitzilopochtli, y de santos y milagros no entiendo nada”.
 
Una historia más tangible es que Emilio mandó hacer y bautizar una calle como Dulce Olivia haciendo referencia al nombre de su amor platónico, la actriz Olivia de Havilland –quien aparece en el célebre filme Lo que el viento se llevó-. Así, la calle colindante a la mansión en la que residió gran parte de su vida en el barrio colonial de Coyoacán recibió el nombre de su amada, de lo que el mexicano decía orgulloso: “Cada alba despierta tu nombre bajo mi ventana". Otros dicen que fue un capricho del indio quien, desencantado de que Olivia estaba fuera de su alcance, mandó abrir la calle para que al menos de ese modo la actriz siempre estuviera a sus pies.
Marilyn hizo una visita a la casa de Emilio “El Indio” Fernández con quien se tomó un tequila en el legendario y ahora olvidado Restaurante El Taquito, en la calle del Carmen en el Centro Histórico, comieron gusanos de maguey y sopa de medula.
Sea como sea, no cabe duda que entre múltiples historias y habladurías, el Indio sigue siendo un personaje que retrata cabalmente varias características esenciales del espíritu mexicano. 

Si les interesa saber más anécdotas, historias, colección de arte y la forma de vida del cineasta los invito a que visiten la Monumental casa fuerte del Indio Fernández construida por el famoso arquitecto Manuel Parra en Coyoacán. Los fines de semana abren sus puertas y cuenta con visitas guiadas en ciertos horarios. 

¿Por qué el Indio vale la pena como director?

En un mundo en el que la globalización ha afectado en cierta medida la identidad nacional, este director tenía un verdadero sentimiento nacionalista, era un hombre que realmente amaba y respetaba las costumbres e ideales mexicanos. Realizó filmes folkloristas que defienden la historia de nuestra cultura y fortalece nuestra identidad nacional, lo que creó un cine nuevo y 100% mexicano, desde  sus actores, hasta sus paisajes, canciones, etc. El Indio generó un cine autóctono que, además de fundarse en su raíz mexicana, fue capaz de traspasar las fronteras del país y generar interés en los extranjeros. 

Emilio sentía una obligación muy grande de usar el cine bien, pues creía que éste no sólo debía divertir, sino educar, criticar y formar. El indio pensaba que tenía un compromiso enorme con él debido a su gran fuerza educativa –que, en la época, no era aprovechada-. Bajo el manto de ese ideal, él quería transmitir todo lo que sabía y entendía, recalcando que lo único que él entendía y sabía era lo mexicano.

Debido a sus raíces y arraigo a la cultura mexicana, el Indio tenía un pensamiento muy autóctono, consideraba que el cine que él creaba realmente se sentía y que sus historias no podían ser interpretadas de otra forma mas que como él las había pensado. Es por eso que ni los rodajes podían ser en otras tierras, ni los personajes podían ser interpretados por gente extranjera sino que tenían que ser encarnados por gente mexicana que sintiera y entendiera realmente la mexicanidad -aspecto que él quería transmitir a toda costa-. Por ello, su equipo de trabajo era totalmente nacional: el escritor Mauricio Magdaleno, el inigualable e igualmente célebre fotógrafo Gabriel Figueroa; las bellísimas actrices Dolores del Río, María Félix y Columba Domínguez; y los actores Miguel Inclán y Pedro Armendáriz.
Los temas que retrata en sus obras son obscuros y fuertes, mas son eventos que tenían lugar en México. Toca temáticas como la discriminación a los indígenas, el machismo, la ignorancia, la pobreza, el analfabetismo, las partes obscuras de la Revolución Mexicana y la incapacidad de los sistemas coercitivos de brindar el orden y justicia requeridos por el turbulento país. Sin embargo, también retrata poéticamente con la ayuda de Figueroa un México bello en paisajes -¡lástima que sus películas son aún en blanco y negro!-; exalta sus flores, sus escenarios naturales, su arquitectura y, sobre todo, la inigualable belleza de sus habitantes.
En resumidas cuentas, su cine tiene una estética muy particular que intenta reflejar poéticamente lo que acontece en su país, exaltando tanto lo bello como lo repudiable del mismo, reflejando las más bellas virtudes y los peores vicios. Todo eso que el Indio retrata forma parte del mexicano y él logra brindarle un toque que sobrepasó fronteras en su época y debe continuar haciéndolo. Sus obras exhiben a la perfección tópicas que definen al mexicano, desde el característico amor incondicional de una madre mexicana que lo da todo por sus hijos, hasta la valentía del hombre mexicano que siempre debe responder por su familia o su amada aunque esté su vida de por medio -¡a lo macho!-. No cabe duda de que a lo macho fue como el Indio vivió su vida y proyectó la mexicanidad en la industria cinematográfica. Como sólo él lo podía haber hecho.

Top de las películas imperdibles del Indio Fernández
6.-  La perla (1947)
Fue la primera película en lengua hispanohablante en ser galardonada con un Globo de Oro. Relata cómo cambiabla vida de un Buzo al encontrar en el fondo del mar una valiosa perla y cómo ésta no resulta ser lo que él y su familia esperaban.
 

5. Víctimas del Pecado (1951)
El film estuvo nominado a 2 premios Ariel por mejor fotografía y mejor actuación infantil. Rosa es obligada por su explotador amante Rodolfo a abandonar a su hijo hasta que Violeta, una cabaretera, decide hacerse responsable del niño. 

4. Enamorada (1946)
Se dice que Martin Scorsese la seleccionó para un homenaje que se le dedicó al Indio en el Festival Lumiere de Lyon. Situada en la Revolución Mexicana, un grupo de revolucionarios entra a Cholula (Puebla) para condenar a los más ricos de la localidad y todo se complica cuando el general conoce a Beatriz Peñafiel, hija de uno de ellos.

3. Pueblerina (1949)
Filme acreedor del Premio Ariel a la mejor película. Trata de Aurelio quien, después de pasar 6 años en la cárcel, regresa al pueblo donde nació para casarse con Paloma y comenzar una nueva vida juntos, pero se les presentan algunas dificultades. 

2. Salón México (1949)
En esta película el Indio olvida por un momento los paisajes pueblerinos para enfocarse en otra importante realidad mexicana: sus barrios bajos y las injusticias que se viven dentro. La trama del filme es que, para mantener los estudios de su hermana menor, Mercedes trabaja por las noches en el Salón México bailando con los clientes.

1.         María Candelaria (1944)
Emilio ganó un premio en el Festival de Cannes de 1946 por su trabajo con esta película. Situada en Xochimilco, versa sobre María Candelaria quien es marginada por la gente de su comunidad, salvo por Lorenzo que siempre ha estado enamorado de ella y con quien hará todo lo posible para casarse.


[1] https://www.youtube.com/watch?v=QjDNmSJBgNk&t=3793s
[3] https://www.la-prensa.com.mx/archivos/141819-el-lado-oscuro-de-el-indio-fernandez
[4] http://archivo.eluniversal.com.mx/espectaculos/76419.html


 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario